Me ha recordado tanto a mi dos años atrás que se me han caído las lágrimas al leerle tantos perdones en tan pocas líneas. Como no iba a perdonarle, si yo, aún estoy en ello.
Ayer, que celebraba que él estaba vivo con unas cervezas y unas risas, y hoy, que me entristece que ella no haya podido cumplir su promesa de ponerse bien.
Y me pide perdón, y recuerdo que te escribo de menos, que en realidad no escribo a nadie, y me enternecen sus disculpas, y me alivia, que ya no sea yo hace dos años.
Hoy, que ella se ha quedado absorta mientras le leía como el Principito domesticaba al zorro y él, que ha hecho que nos escondamos en la bañera terminando con los calcetines mojados.
Ayer, que me empapaba en un recuerdo de ojos azules tan inmediatamente anteriores a ti, sabiendo que tú, serás el único que no vuelva, y el único que yo quisiera que volviera.
Y hoy, que recibo disculpas que no necesito, empiezo a entender, que escribirte de menos, no significa que te eche de más.
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