Que una mirada de la vuelta a mis intenciones
y se me pierdan las dudas debajo del ombligo.
Que me aliñe la vida con risas en la almohada
y se enreden nuestras piernas con las sábanas.
Que nunca más quiera volver al último invierno
y que el siguiente sea igual de frío para calentarle la piel.
Que me llene los brazos de escalofríos,
que mi tripa le grite, que se quede aquí.
Que no escriba para poder tocarle y a la vez olvidarle,
que escribir sea tener, que escribir sea vivir.
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