no dice te quiero,
y no deja que nadie
duerma en su pecho.
Hace las maletas
por cada hechicera,
que intenta volverlo,
loco de nuevo.
Cuando alguien le toca,
cierra los ojos,
y siente por dentro
que le parece poco.
No escucha palabras,
se siente cansado,
se come los llantos,
y habla con las manos.
Le reza a la luna,
duerme sin abrazos,
duerme sin abrazos,
y se bebe a poquito,
el sabor de ese rato
que tuvo sus labios.
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