A veces la mejor forma de seguir adelante es darle la vuelta al reloj. Volver a ver amaneceres con alguna copa de más después de una noche en la que al final te duelen los pies de bailar. Encontrarte viejos amigos y abrazarte como si no hubiera pasado el tiempo. Que un chico te diga que si te acompaña a casa, aunque tu le digas que no, que prefieres volver sola. Que en tu lista de prioridades aparezca de nuevo ese viaje soñado y que más que nunca sepas que debes hacerlo ahora y cruces los dedos para que nada te lo impida.
A veces la mejor forma de seguir adelante es ir un poco atrás, re-andar un poco el camino y fijarse en los desvíos que habías dejado pasar o esperar a los que había después del que tomaste aquella vez y nunca pudiste ver. Comprender que si el mundo es redondo es porque todos los finales se pueden convertir en principios de algo.
Y coger fuerzas, porque cuando acabe, te ocuparás de todo, hasta de lo imposible.
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