Sabes a esperanza, a caricias encontradas,
a copas a medias que dejas,
cuando alguien te espera en casa.
Hueles a la impaciencia abandonada en la acera,
junto a las dudas que siempre
anidan en mi cabeza.
Me tocas con tus andares de chula de toda la vida,
me recuerdas que te debo
una historia en cada esquina.
Antonio Vega en el Penta, los acordes de Sabina,
los sollozos en andenes
donde siempre hay despedidas.
No siempre te miro de frente, y es que hay veces que me asustas,
y me siento tan pequeña,
que empiezo a poner excusas,
Que si necesito mar, escaparme a la montaña...
pero no puedo engañarme,
siempre vuelvo a las andadas.
¿Y qué pasa si me abrazas y me siento como en casa?
¿Y qué pasa si tus manos son la estación de Atocha,
tus piernas un aeropuerto y tus besos Malasaña?
Te amo tanto, mi vida, pequeña niña insolente,
no me odies si te miento,
yo soy de esas que si vuelven.
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