Reconozco, me da miedo,
el tic-tac de los relojes,
que me dicen, me recuerdan,
que regresan mis temores.
El invierno me ha cambiado,
ya no rompo lo que escribo,
(lo rehago),
y decidí arrancar de los versos,
los nombres que despegaron.
No siempre asumo los riesgos,
no siempre tengo ganas de todo,
pero de un cuerpo dañado,
hice de alas los brazos.
Y ahora que el sol dio una vuelta,
que el mundo se está encogiendo,
yo voy buscando escondite,
que no me encuentre la pena,
no sea que me despiste,
que no quiero más cadenas.
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