Sé que nos encontramos
de repente en un desvío,
que no planee la parada
ni encontrarme allí contigo.
Sé que sonreías con tu mirada de niño,
que sin quererlo mis manos
te imaginaron conmigo.
(Sé que una noche en Granada,
estando los dos muy borrachos,
casi incendiamos la cama).
Pero no consigo acordarme
cual era tu lado incompleto,
ni del color de tus ojos,
ni si te guardé algún secreto.
Sé que me gustaba tu olor,
y que hicimos que lloviera,
que nunca hice caso de esos
que me decían que huyera.
Yo no sabía que el olvido
no llegaría por partes,
que tras todas esas noches
que nos rezaba Sabina,
no sentiría nada, me quedaría vacía,
que no cerraría el hueco,
que enlazaría pedazos
con otro cuerpo más roto.
Tenía que traerte escribiendo,
que algo corriera en mi piel,
que tengo miedo que ahora,
se me haya olvidado querer.
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