Un día, volveremos a improvisar un blues,
nos abrazaremos borrachos de vida
y compartiremos de nuevo desayunos de resaca.
Un día, haremos ese viaje a Nicaragua,
seguiremos conquistando Debod,
y veremos todas esas películas pendientes.
Un día, Leo nos cerrará de nuevo el bar,
y amaneceremos en Lavapiés
arrastrando cuerdas rotas de guitarra.
Un día, no te olvidarás de mi nombre,
ni pensarás que me sobras
mientras la enfermera te pone otra vía.
Un día, dejarás de temblar por esta mierda,
injusta como todo lo que acaba en hospital,
y lo harás por algo que merezca la pena.
Y ese día, nos fumaremos un cigarro,
acompañado de esa cerveza que tanto echas de menos,
y hablaremos de todo,
hasta de lo imposible.
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