Cada vez que yo me estrello
contra una armadura oxidada,
te pido un rescate en la cama
y dormir un rato en tu pecho.
Recuperas mis madrugadas
me enredas las manos y el pelo,
me quitas su olor con tus dedos,
tu cuerpo en el mío, manda.
Fumo mientras te marchas
arrancas el coche y te alejas,
hoy no pienso en otra tierra
y me arropo de ti con mis sábanas.
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