Atardece otro día. Un domingo cualquiera, de esos que no tienen repercusión. Solo una mañana amenizada recordando el veneno de las copas nocturnas, al menos acompañada de un trozo de alma, es un gusto tener de vez en cuando a alguien en la habitación de al lado.
Nada interesante, limpiar, estudiar, ver una peli realmente mala que no te haga pensar en exceso. Hasta que se hace de noche y ver otro atardecer a través de los tejados me llena la cabeza de pensamientos que llevo demasiado tiempo si poner en orden y que al final siempre tienen el mismo destino, lo complicado, es el camino que hay en medio.
Todos tenemos días claros, nublados o lluviosos, pero todos acaban igual, con el sol marchándose. Y desde aquella vez en la Barrosa procuro verlo siempre y esperar. “To hope” no “to wait”…Y es que me he cansado de “esperar” para empezar a “esperar”. Definitivamente me he cansado de tener siempre fechas para empezar a hacer lo que quiero o a tener lo que quiero…”cuando acabe la carrera”, “cuando acabe el máster”, “cuando esté mejor de pasta”, “cuando esté preparado”, todo son esperas a las que le ponemos límites y les quitamos el sentido que tienen.
“Fear shouldn´t be stronger than hope”. Vamos darle sentido a los siguientes atardeceres, a ver qué pasa…
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