Te propongo un cuerpo a cuerpo
y una siesta en tu mirada.
Estar insomnes por besos,
que tus manos me revuelvan,
y te olvides de las leyes
que separan nuestras caras.
Te propongo que te quedes
a usar de reino la cama,
a dejar que con mis dedos,
vaya escribiendo palabras
que no se borren un tiempo,
que no se queden en nada.
Te propongo algunas noches
donde manden las caricias,
que no existan los reproches,
que se nos quiten las huellas,
que me recojas del suelo,
que se mueran de la envidia.
Te propongo que no traigas
en tu espalda tus temores
que me ayudes con los míos,
que me arranques los olores,
que no nos venga la prisa,
que se callen los relojes.
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