Me llora la nostalgia de tus manos,
y un verano que empezó mal planteado,
embaucada en tus ojos tan profundos,
en las ganas de cruzar contigo el charco.
Me alejé de mi sueño tan sereno,
(algo raro para ser entre otros brazos),
de tu Dios, que no quiero, ni comprendo,
y en las hojas de un otoño sin futuro,
escondí las ilusiones de tus labios.
Entre acordes me llegaron las caricias
de unas flores de la otra primavera,
y sonrío recordando las palabras,
tan sutiles, tan calladas, tan eternas.
Desafío a este invierno entre las mantas,
con amigas que me arreglen las costuras,
a cumplir un par de sueños que me faltan
y a sentir que soy más mía que tuya.
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