No olvides de donde vienes y estate orgullosa de ello, no olvides recordar que lo hicieron lo mejor posible aunque no siempre te valiera de esa forma.
No olvides que eres lo que eres porque un día conociste a unos niños que te hicieron replantearte todo, y que por ellos dejaste tres años de derecho y te metiste en esto de "lo social", que pensaste que no era justo que ya desde tan pequeños, dijeran que no tenían remedio. No olvides nunca sus nombres, que una vez te dijeron que olvidar un nombre era negar la existencia a alguien.
No olvides ese primer día de trabajo que te dejó paralizada ni la sensación de aquel primer caso cerrado.
No olvides que te hirieron cuando amaste, que te dolió tanto que creíste que no podrías levantarte, pero tampoco olvides que una vez heriste tú a alguien que te mandaba cartas desde un pueblo de Cádiz.
No olvides que el amor es eso que no hiere y que a veces hay que arriesgarse con escenas de película para lograrlo, no olvides intentarlo de nuevo ni olvides perder el miedo.
No olvides a tus amigos, ni siquiera a los que ya no lo son, porque un día les sentiste como tal y simplemente la vida pasa y nos pone en diferentes lugares, pero no se te ocurra olvidar a los que siguen ahí, guarda un instante siempre para ellos.
No olvides que un día aprendiste que para poner tierra de por medio, a veces hay que atravesar el océano, no olvides que pudiste hacerlo sola, pero tampoco olvides que no todo hay que hacerlo sola.
No olvides que no todo lo que te enseñaron sirve de verdad para vivir y no olvides olvidar y re-aprender, deja que te rompan los esquemas una y otra vez, y abre la mente incluso a los que no la abren para ti.
Nunca olvides porque estás donde estás, pero sobre todo, no olvides donde quieres estar.
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