Donde no hay ruido en la mañana
y nunca faltan las ganas
del cigarro de después.
Donde los aviones no paran,
los abrazos no se pactan,
ni hay problema de crecer.
Donde hay caricias completas
y las noches están repletas
del siguiente amanecer.
Donde se liman las astillas,
se te curan las heridas
y se te eriza la piel.
Donde se dispara a la nostalgia,
los deseos no se aplazan
y se anda del revés.
Donde no hacen falta máscaras,
ni hay miedo si acabara
y siempre puedes volver.
Allí he creado mi reino
ya me cansé del infierno
y tengo un billete de tren.
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