En frente de mí, mi reflejo
que me devuelve las ganas
de deshacer una cama
y desterrarme del miedo.
A sólo unos meses, mi pena,
que me cegó en el instante
que te encontré y me miraste
y ahora la miras a ella.
A sólo un segundo tu boca,
buscándose nuestros dedos,
sabiendo que no podemos,
que no es así como funciona.
Siempre contrariando al tiempo,
queriendo arrancarnos la ropa
y nunca encontrar el momento.
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