Si me llamas,
te contestaré con abrazos,
te acariciaré despacio
y lloverán los perdones.
Se hará una fiesta el invierno,
y gritaré en cada frontera
que la vida, sin tu prisa,
no va en serio.
Si me llamas,
temblar se hará una costumbre,
y apagaremos las luces
riéndonos de los "por siempre".
Te perdonaré del destierro,
convirtiendo mis derrotas
y el peso que llevo en mi espalda,
en una carga de besos.
Si me llamas,
te morderé la sonrisa,
y aliñaré las espinas,
con vino de sexo y seso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario