Hoy comprendí que usé tus ojos como un espejo
donde mirar lo que quedaba de mi reflejo,
antes difuso y que gracias a ti, ya pude verlo,
que tus abrazos fueron guaridas
donde esconderme de mis pesadillas.
Hoy aprendí lo complicado de nuestra mezcla,
agua salada con agua muy dulce,
en cantidades siempre imperfectas
creando marismas que siempre están quietas,
que se convierten en grandes tormentas
cuando las manos comienzan la fiesta.
Hoy entendí que si no vuelves,
me faltan momentos, que me sobran las ganas
de ir a tu casa montada en el viento,
que quiero pasar contigo el invierno
y que nos durmamos de agotamiento.
jueves, 20 de septiembre de 2012
lunes, 10 de septiembre de 2012
Cicatrizando
Supongo que hay que luchar porque las heridas se conviertan en cicatrices. En señales de cosas que han pasado para no olvidar y saber porque ocurren. Aunque la verdad es que por muchas marcas que te queden, hay veces, o mejor dicho, la mayoría de la veces, no sabes como te has/n hecho la herida.
Lo que pasa que hay algunas heridas que tardan mucho en curar, y el calor ha dejado algunas que creo que se han infectado.
Quizás ahora que la lluvia ha vuelto a dejar su olor por la ciudad del ruido empiece a arrastrar algunas cosas. Puede que se lleve las noches sin dormir pensando en como hablarte y los envíos sin respuesta, que se lleve de una vez la mezcla de agua con agua y la huida de los ojos transparentes en brazos sin alma compartida con los míos, que se lleve las noches perfectas bajo las estrellas que se quedan en eso cuando amanece. Que derribe el muro que hay entre mi cobijo durante nueve meses y yo. Que llene las habitaciones vacías y que empape las fotos que antes colgaban en mi pared y que no puedo mirar. Que se lleve la tristeza de mi gente y las llamadas sin sentido por despecho.
Puede que acerque algunas distancias en kilómetros o en menos rencor. Puede que las nubes tapen atardeceres en soledad. Puede que haga que mi llave del tiempo funcione y borre los últimos meses sin risas más que las provocadas por la hierba.
Es posible que me traiga de nuevo esas miradas infinitas con tu cuerpo frente al mío o las largas conversaciones que comienzan con "tenemos que hablar". Es posible que un día nos podamos dar un beso sin que sea navidad o un cumpleaños o que cuando se haga de día siga en mi regazo.
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