sábado, 21 de febrero de 2015

A veces me recorre un escalofrío
si apareces sin motivo y a deshoras,
y me pides que te lleve a ese destino
donde hay un rincón que es sólo mío.

Luego, me acuerdo de los sollozos
de otros temblores pasajeros,
de historias que llamé obras de arte,
que al final, se quedaron en esbozos.

Entonces, las mariposas vuelan al miedo,
te escribo los mensajes con excusas,
y me follo esa noche algún recuerdo,
y te digo que no esto lo que quiero.

miércoles, 4 de febrero de 2015

No sé si es porque recibo a las noches en la oficina,
o porque la nevera seguirá vacía cuando llegue a casa.
Puede que sea porque sigo huyendo de madrugada 
de caricias impostadas que no soy capaz de devolver, 
que no me salen si no hay nada.
Y no hay nada.

Quizás es porque le faltan horas a mis relojes
y ya ni siquiera tengo tiempo de pensar en ti.
Será que febrero ha vuelto y la llave del tiempo
no funciona para soldar nuestros momentos,
o que no me gusta saber que estás mal y que te quita
los versos el mismo sitio que a mi me devolvió la vida.

La cosa es, que me apasiona lo que hago,
tengo buenos amigos y me aguanta mi familia,
me puedo permitir unas cervezas los fines de semana,
y si reviento, me escapo.

Así que no, no tengo ni puta idea de la razón,
por la que que sigo pensando que necesito más.