viernes, 12 de septiembre de 2014

Viajero de eterno partir,
con abandono y sin retorno,
ensombreciste Madrid
trayendo de golpe el otoño

Intenté hacértelo fácil,
cargué tu peso a mi espalda,
está claro, no fui hábil
y nunca más volvió la calma.

Para que llegue noviembre,
(que esta vez cojo yo el vuelo),
por no sentirte en el vientre
y no desordenes mi sueño.

Por el derecho al olvido,
por desterrarte a mi armario,
con los asuntos perdidos
y mi amigo imaginario.






martes, 2 de septiembre de 2014

Sólo había sido una caída, un poco preocupante para su edad, pero no grave.
Tenía un pelo blanco que su nieta adoraba y unos pequeños ojos azules casi transparentes.
Tumbada en la cama del hospital cogió la mano de su hijo mayor:
- Hijo, yo sólo quiero irme con tu padre. Trece años son demasiados sin él.
Y se marchó.
Yo no sé si eso es morirse de amor, pero al menos, se le parece.