miércoles, 28 de octubre de 2015

Si me llamas,
te contestaré con abrazos,
te acariciaré despacio
y lloverán los perdones.
Se hará una fiesta el invierno,
y gritaré en cada frontera
que la vida, sin tu prisa,
no va en serio.

Si me llamas,
temblar se hará una costumbre,
y apagaremos las luces
riéndonos de los "por siempre".
Te perdonaré del destierro,
convirtiendo mis derrotas
y el peso que llevo en mi espalda,
en una carga de besos.

Si me llamas,
te morderé la sonrisa,
y aliñaré las espinas,
con vino de sexo y seso.

miércoles, 14 de octubre de 2015

A veces me sigue costando no caminar a diario entre el bullicio de Malasaña o tener el Guernica a un golpe de semáforo. En las noches aderezadas apenas me fijo en ese tramo de la calle Fuencarral donde un día alguien se inventó la lluvia, y en mi nuevo patio interior nadie desafina como aquella muchacha en Atocha.
Cervantes no vive a tres pasos, y hace mucho que nadie se baña en la piscina de Quijorna.
La línea uno se ha convertido en una visita esporádica, y desde mi terraza, veo las Cuatro Torres flanqueando la luna. Dos estrellas fugaces han caído mientras fumaba. No se ha cumplido ninguno de los dos deseos, aún.
Ahora visito Aluche para jugar al fútbol en el mismo polideportivo donde mi madre me obligaba a ir a natación, y la Plaza de las Ventas sólo es un lugar de conciertos o de crueldad en primavera, y a veces se me olvida que allí cerca, colgué el sombrero un tiempo.
He tenido que acostumbrarme a la rutina de los búhos de nuevo, pero no al nuevo barrio que ya me ha visto crecer en la ciudad que ya no sólo es para periodistas, que tan lejos estaba de los dos salones del barrio turco de Amsterdam, donde nos juntamos tantos que llegábamos huyendo de algo.
Y a pesar de días de nostalgia, por fin encontré un hogar en la décima casa, y llenaré sus paredes de historias. Estoy en ello.

martes, 6 de octubre de 2015

Será este poco de frío, esos estantes vacíos,
este corazón gastado o la desgana de mis labios.
El sinsentido de las veces, en que juego a ser demonio,
que me sobra lo incompleto que me encuentro por los bares,
que me arrepiento si dejo, que esa noche me disparen,
que celebro los domingos sin que nadie me acompañe.
Puede que me cansara, de migajas en la cama, o que me saben
a poco los restos que cuando te besan, huelen a alcohol barato,
(que te hacen soberana, y el reinado dura un rato).
Quizá no necesito más que mi mano derecha,
a(r)marme con mi paciencia, tomar buenas decisiones,
demostrarme a mi misma que no estoy equivocada,
que sé que existen los cuentos, de princesas y dragones.