jueves, 21 de febrero de 2013

Valientes


Sois unos valientes
porque os vais de donde tenéis muy poco,
para ir donde aun no hay nada 
para conseguirlo todo.

Sois unos valientes
porque no escribís las condiciones,
porque ya os habéis cansado 
que ya no valga ni el nombre.

Sois unos valientes
porque juntos, sólo os bastan los ojos 
y cogeros fuerte las manos 
y saber que no estáis solos.

Sois unos valientes
porque es a quién se echa de menos
y vosotros nos recordáis 
que cobardes no queremos.

martes, 19 de febrero de 2013

¿Y si te digo que cuando te miro
 la noche me apuesta a que juegue a dos manos
que te tengo conmigo?
¿Y si te digo que cada poco acaricio tus besos
y que regreso a tu cama
llena de recuerdos?
¿Y si te digo que entre tantos acordes
que siempre acompañan
prefiero el silencio si tu boca me calla?
¿Y si te digo que me arranco a bocados
los nombres gastados
que me quedo sin duda
con el sabor de tus labios?
¿Y si te digo que me da tanto miedo
que miraras mis sueños
y que no quisieras quedarte con ellos?
¿Y si no te lo digo
y cada vez que te rozo me ato las ganas 
y sólo imagino?

martes, 5 de febrero de 2013

Antes de que regrese el frío, antes de que vuelva a extrañar tus manos bajo la manta y de que febrero se haga realidad, me llevé de paseo a mi derrota.
Hoy repartían besos por el retiro y se rifaban los rincones ocultos a las parejas. Por primera vez me he sentado frente al lago sin la mano envuelta en humo, el aire me ha traído olor a Amsterdam y un malabarista me ha regalado una sonrisa con ligero sabor a Rioja.
Sólo pensé en que hoy era todo un poco más difícil que el invierno anterior.
Hoy hay menos manos que coger cuando duele.
Hoy la palabra enfermedad es de uso diario.
Hoy la caja que guarda los suspiros perdidos tiene menos espacio.
Hoy no busqué alivio ni en tequila ni en cigarros aliñados.
Hoy me olvidé la derrota en un banco del parque.
Hoy he dejado las manos vacías de tu piel.
Hoy dejé de echar de menos el último febrero.
Y aunque todo es un poco peor, hoy todo pesaba menos mientras subía los 106 escalones que separan mi tejado de la ciudad del ruido.