viernes, 22 de marzo de 2013

La muerte de los besos


Se despierta y empieza a correr intranquilo. Nace en la punta de los dedos, y si es en la persona adecuada, le da tiempo a componer una canción o escribir un poema antes de marcharse a la tripa. Allí da un par de saltos que cambian las intenciones de lugar. Provoca un pequeño terremoto en las piernas y por debajo del ombligo.
Tembloroso y siempre con los ojos cerrados, se da cuenta del camino que tiene que tomar, y escala, dejando un rastro de ilusión por la garganta, hasta la boca, allí se asoma expectante y...y se encuentra el abismo. Asustado, se agarra a los dientes para no caer y sentado en la lengua se pregunta que hacer.
Deprisa camina por los pasillos de los pulmones buscando a su jefe, pero cuando llega al despacho del corazón lo encuentra recogiendo sus cosas. "Lo siento, ahora manda la razón".
Cabizbajo, vuelve a la boca y en un intento desesperado de llegar a esos labios a los que estaba destinado, cae por el precipicio que acaba en los pies, dejando el cuerpo vacío de nuevo.
Y así, trágicamente, empezaron a morir los besos.

viernes, 1 de marzo de 2013

Deseos de marzo

Que una mirada de la vuelta a mis intenciones
 y se me pierdan las dudas debajo del ombligo.
Que me aliñe la vida con risas en la almohada
y se enreden nuestras piernas con las sábanas.
Que nunca más quiera volver al último invierno
y que el siguiente sea igual de frío para calentarle la piel.
Que me llene los brazos de escalofríos,
que mi tripa le grite, que se quede aquí.
Que no escriba para poder tocarle y a la vez olvidarle,
que escribir sea tener, que escribir sea vivir.