jueves, 26 de septiembre de 2013

Se me quedan los deseos en las manos,
me vacío el corazón y dejo espacio,
a otro nombre con los ojos endeudados.
Me deshago de ese beso tan eterno,
de esperar un invierno entre sus brazos,
y me rindo como nunca lo había hecho,
y claudico, ya no quiero, me resisto,
a curar los descosidos de este roto.
Ya no hay hilo que me aguante las costuras.
Ya no hay risa, ya no hay prisa.
Sólo ruido.

sábado, 7 de septiembre de 2013

No sé si es porque ya he guardado la maleta después de cinco semanas moviéndome y porque sigo esperando fecha y destino para el próximo viaje.
No sé si es porque como me importa un carajo que nos den las olimpiadas, la televisión me aburre profundamente.
No sé si es porque como siempre, he vuelto a hacer cena para dos, cuando como siempre, ceno yo sola en casa.
No sé si es porque al encender el móvil después de una semana, me ha dado una bofetada la realidad porque sigues en silencio y he tenido una mezcla de alivio y pesar que no sé cómo gestionar.
No sé si es mi cabezonería de meterme en historias imposibles.
No sé si es ese amor que vi en el aeropuerto entre esa muchacha española y un musulmán que pienso que si ellos pueden...que si ellos pueden es porque ambos quieren y punto.
No sé si por todo eso me viene a la tripa tu mirada de la última noche que viniste a hurtadillas a mi casa y mi decisión de que no hubiera más.
Y entonces, me acuerdo de ese avión que despegó sin mi hace cuatro años, de él que la eligió a ella, de esos ojos azules que tanto lloraban en mi pecho ese febrero, de esas llamadas de madrugada que ya no cojo y me regocijo en que esta vez he sido yo la primera en salir corriendo.
Pero no sé de que me sirve.