martes, 31 de diciembre de 2013

2013

No había nada planeado, ni esa tristeza que estuvo tan presente, ni conseguir olvidar, sin saber cómo.
Ni esa mañana de abril, ni el portazo que me dio su silencio, no saber lo que quería, queriendo tan sólo huir.
No planeé mis dudas eternas, más rotos, las despedidas con golpe de invierno, que volviera el pánico a los aviones, que una y otra vez, seguían despegando sin mi.
No pedí sus noches en el hospital, ni las lágrimas de otros por mis descuidos.

Pero todo eso que no pedí, se fue, y se fue porque cada vez que me caía, muchos nombres propios, que no me atrevo a escribir, para no olvidar a nadie, me ayudaron a levantarme y me recuerdan cada día que lo harán de nuevo. Y sé que pasará, pero tengo menos miedo con ellos a mi lado.

Y aprenderemos a vivir la adolestreinta como buenamente podamos, como nos dejen, con otras caídas, con otros errores, y quizás, con algún acierto también.

Y en 2014, seguiremos improvisando.



lunes, 9 de diciembre de 2013

Sé que a veces me ganan los miedos
cuando a tientas me pides una noche a mi lado,
y que no siempre respondo lo que quieres,
ni lo que quiero yo.

Y me arrepiento al despertar,
cuando podría haber sido contigo,
y el espacio de la cama que te presto está frío,
como sé que a veces estoy yo.

Pero también sé que por cada beso
me arrancas una derrota,
que tiemblo y no me asusto
cuando tus manos calientan las mías,
cuando tú, tan paciente, me esperas
en cada rincón de Madrid, al que llegas
haciéndote un mapa de voz,
y el abrazo que me das,
como si no nos hubiéramos visto en mucho tiempo,
me hace pensar, que quizás,
durante un rato puedo tenerlo todo.

Y sé, que no es mi mejor poema,
pero me inspira más la tristeza,
y la verdad, espero,
que no haya "buenos" versos que lleven tu nombre.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Me llora la nostalgia de tus manos,
y un verano que empezó mal planteado,
embaucada en tus ojos tan profundos,
en las ganas de cruzar contigo el charco.
Me alejé de mi sueño tan sereno,
(algo raro para ser entre otros brazos),
de tu Dios, que no quiero, ni comprendo,
y en las hojas de un otoño sin futuro,
escondí las ilusiones de tus labios.
Entre acordes me llegaron las caricias
de unas flores de la otra primavera,
y sonrío recordando las palabras,
tan sutiles, tan calladas, tan eternas.
Desafío a este invierno entre las mantas,
con amigas que me arreglen las costuras,
a cumplir un par de sueños que me faltan
y a sentir que soy más mía que tuya.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Poquito a poco me encuentro, me siento, me noto y me reconozco.
Sé que no puedo pretender volver. No quiero volver. Sólo explorar esta seminueva "yo", que a veces me gusta y otras no, pero nos iremos conociendo.
Entiendo los tiempos, los "adiós", y agradezco una despedida en un tren con un "cuídate, esperaré un billete de avión cuando te hagas rico", y un "eres demasiado buena", que es más bonito que un silencio que no comprendía. (Melibea por un segundo, que se queda sonriendo en el vagón). Y ese abrazo me da fuerzas para querer cerrar otra historia que ya no me desvela, pero a veces, aún me duele. 
Las horas vuelven a durar sesenta minutos, han dejado de ser eternas, y me sorprendo sonriendo por la calle porque me ha llegado un sobre con chucherías, o un beso enorme (que si no, no llegan) de personas que están a miles de kilómetros de Madrid.
Y respondo con total sinceridad a la pregunta "¿A quién echas de menos hoy?", "sólo a los que quieren estar y no han podido", porque no todo al que has querido alguna vez te sigue queriendo a ti, aunque no haya motivos, y eso, también lo he entendido.
Y esperemos que cada día, nuestras listas de promesas a olvidar sean más cortas.
Y vuelvo a soñar despierta, y dormida, también.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

De los amantes en general, y de ti en particular.

Y hoy que te tengo en mi espalda,
y me acaricias de dudas
y me recuerdas de nuevo
lo que significa "nunca".
Me resbalan por las piernas
esos planes que no hicimos,
y el sudor de tu conciencia,
me lo guardo como alijo.
La verdad que me he cansado
de compartir otras pieles,
de conocerme otros miedos
que se quede en "borradores".
Me he acostumbrado a esta forma
de querernos sólo a ratos,
ni siquiera me hace falta
que despiertes a mi lado.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Han pasado 14 años desde que nos conocimos, hoy que el país se ha parado un poco, hoy que es todo un poco peor que hace exactamente media vida de los dos.
Éramos la inocencia, tú más que yo, la verdad, siempre fuiste más bueno, más sincero, más cariñoso, más todo...
Nunca olvidaré esa noche, creo que es uno de los recuerdos más claros que tengo, hacía tanto frío...pero un grupo de adolescentes no lo siente, y las chicas y yo, nos refugiábamos del viento detrás de aquella caseta de la luz cerca de tu casa. Puedo ver aún tu imagen subiendo con la bici aquella horrible cuesta.
Tardamos dos meses en cogernos de la mano y darnos ese primer beso mientras me apartabas el pelo de la cara.
Un mes después te la solté, necia de mi por eso y por todo lo que vino después.
Y habían pasado 6 meses cuando cortaste aquella rosa (que todavía guardo), y me la diste, después de horas mirando estrellas muy juntos y hablando con los ojos.
Y pasó un año para que me quedara sin 30 euros de saldo en el móvil porque no parábamos de escribirnos (si hubiéramos tenido whatsapp en aquel momento quién sabe...).
Y dos más para que nos viéramos desnudos por primera vez y sólo nos abrazáramos.
Y durante otros tres años, nos cogimos y soltamos tantas veces la mano que perdí la cuenta.
Y luego pasaron 8 años eternos en los que yo me escondí en la ciudad del ruido y apenas supimos uno del otro.
Y diez años después de habernos besado, hicimos el amor por primera vez, aquella noche en que me atreví a dormir de nuevo allí.
Y durante un par de noches estrelladas al año, esperé nuestra cita en ese rincón del pueblo que es sólo nuestro, y nos pasamos el porro mientras me volvías a recordar que la primera vez que fumaste te lo di yo, me apartaste el pelo de la cara, y me sentí una adolescente que se comía el mundo si estaba a tu lado.

(14 de noviembre de 2012)

Y ha pasado casi un año desde que escribí esto, y es qué hoy, necesito mantener ese recuerdo presente, que me rendí. 
Cuando ya no estoy, cuando ya no estás. 
No quise nuestra noche estrellada este último verano. El invierno viene y no guardé tus caricias para aguantar el frío.


lunes, 14 de octubre de 2013

"Sólo" era un hombre, un hombre joven, de un pueblo del sur de Badajoz que casi linda con Huelva. Un hombre normal, de su época, se había casado joven, ya tenía un par de hijos y vendría alguno más después. Se llamaba Narciso.
Sólo era un hombre al que se encargó dirigir la obra de la construcción del ferrocarril entre Zafra y Huelva. Tenía bajo su cargo unos cuantos obreros, uno de ellos era un muchacho más "débil", no tenía la suficiente fuerza para cargar los trozos de vía o hacer trabajos que requerían más esfuerzo físico. Los compañeros se burlaban de él y pedían a Narciso que le despidiera, que les atrasaba en el trabajo y les estorbaba.
Era finales del Siglo XIX, había hambre, aunque eso no ha cambiado en exceso, y Narciso no les hizo caso, encargó a este muchacho las tareas administrativas, todo eso "que no se ve", pero que para cualquier cosa es necesario, no dejó que este chico pasara penurias, no le juzgó por no ser lo que se esperaba de un hombre en aquel momento. Él quería estudiar, había conseguido una beca, pero sin ese salario no podría hacerlo. Y las obras llegaron a su fin.
Unos años después, Narciso fue acusado de un delito, ojalá supiera cual, era algo político pero aún no he averiguado exactamente la razón.
Le detuvieron y le llevaron para ser juzgado a Zafra. Cuando entró en la sala se sentía prácticamente condenado, pero según avanzaba por el pasillo, la mirada del juez se iba volviendo más bondadosa. Narciso no entendía el por qué, hasta que le tuvo a sólo unos pasos y le reconoció, ese muchacho al que había ayudado tanto tiempo atrás. Le recordaba, le agradecía tanto con la mirada lo que había hecho por él...un pequeño gesto que le había hecho llegar a donde estaba.
Ese mismo día Narciso volvió a su pueblo, con su mujer, con sus hijos, el mayor era mi abuelo, panadero, que en la posguerra, regalaba el pan a pesar de que prácticamente no tenía para alimentar a sus hijos.
Yo no les conocí, nunca pude besar a mi abuelo, pero tantos años después, me siguen enseñando cosas. Todo vuelve.

sábado, 5 de octubre de 2013

Le veo tan gris que me da miedo ir a su casa. Me derrumbo y no quiero aceptar el paso del tiempo, ni lo que puede traer.
Y como yo no voy, ellos se presentan en mi barrio, como cualquier amigo que me dice "bájate a tomar una cerveza". No puedo poner ninguna excusa y mientras caminamos por el atasco de Fuencarral me pone la mano en el hombro y lo aprieta, y no sé si es una forma de demostrarme cariño o porque tiene que apoyarse. Pasamos un ratito los tres juntos y procuro por todos los medios no discutir con ella, y esta vez lo consigo porque no quiero que él se altere ni tenga que mediar entre nosotras como lo lleva haciendo tantos años.
Y mientras vuelvo a casa,  pienso en todo lo que dejamos de hacer cuando me dio por crecer. Y me prometo a mi misma que nos iremos a esa cata de vinos pendiente, que volveremos al Bernabeu, y que no me quejaré porque yo quiera ir al cine y él a ver el partido de los equipos del barrio. Y aun así, me aterra ir a verle a esa casa que nunca sentí como mi hogar, y ver el calendario marcado de citas en el hospital.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Se me quedan los deseos en las manos,
me vacío el corazón y dejo espacio,
a otro nombre con los ojos endeudados.
Me deshago de ese beso tan eterno,
de esperar un invierno entre sus brazos,
y me rindo como nunca lo había hecho,
y claudico, ya no quiero, me resisto,
a curar los descosidos de este roto.
Ya no hay hilo que me aguante las costuras.
Ya no hay risa, ya no hay prisa.
Sólo ruido.

sábado, 7 de septiembre de 2013

No sé si es porque ya he guardado la maleta después de cinco semanas moviéndome y porque sigo esperando fecha y destino para el próximo viaje.
No sé si es porque como me importa un carajo que nos den las olimpiadas, la televisión me aburre profundamente.
No sé si es porque como siempre, he vuelto a hacer cena para dos, cuando como siempre, ceno yo sola en casa.
No sé si es porque al encender el móvil después de una semana, me ha dado una bofetada la realidad porque sigues en silencio y he tenido una mezcla de alivio y pesar que no sé cómo gestionar.
No sé si es mi cabezonería de meterme en historias imposibles.
No sé si es ese amor que vi en el aeropuerto entre esa muchacha española y un musulmán que pienso que si ellos pueden...que si ellos pueden es porque ambos quieren y punto.
No sé si por todo eso me viene a la tripa tu mirada de la última noche que viniste a hurtadillas a mi casa y mi decisión de que no hubiera más.
Y entonces, me acuerdo de ese avión que despegó sin mi hace cuatro años, de él que la eligió a ella, de esos ojos azules que tanto lloraban en mi pecho ese febrero, de esas llamadas de madrugada que ya no cojo y me regocijo en que esta vez he sido yo la primera en salir corriendo.
Pero no sé de que me sirve.

martes, 27 de agosto de 2013

Es un castillo infinito
que construyo con la mente,
cuatro torres lo protegen,
la más alta es la de oeste.
Allí miro mis anhelos
que vuelven a estar presentes,
los que me dieron las fuerzas
y enseñado a (re) quererme.
Con mis ojos cojo vuelos
que se cruzan con mis piernas,
que a veces tiemblan de miedo
y otras tantas es de pena.
Los deseos se pelean,
se traban unos con otros,
me bailan, me turban, me cansan,
y se cuela algún "nosotros".
Pero elijo volar sola
aunque me faltes encima,
hoy elijo a mi maleta,
arrancarme con el viento
las huellas de tu retina.
Y es que sé que hoy me sobras,
aunque te llamé mucho tiempo,
vestía de noche mi cama
con mentiras y secretos.
Y ahora que me rea(r)mo
y me levanto con ganas,
voy a soltarte la mano,
no puedo esperar a mañana.

martes, 30 de julio de 2013

Proposiciones

Te propongo un cuerpo a cuerpo
y una siesta en tu mirada.
Estar insomnes por besos,
que tus manos me revuelvan,
y te olvides de las leyes
que separan nuestras caras.
Te propongo que te quedes
a usar de reino la cama,
a dejar que con mis dedos,
vaya escribiendo palabras
que no se borren un tiempo,
que no se queden en nada.
Te propongo algunas noches
donde manden las caricias,
que no existan los reproches,
que se nos quiten las huellas,
que me recojas del suelo,
que se mueran de la envidia.
Te propongo que no traigas
en tu espalda tus temores
que me ayudes con los míos,
que me arranques los olores,
que no nos venga la prisa,
que se callen los relojes.

domingo, 21 de julio de 2013

Las horas con él pasan volando. Nos ha preparado un té y galletas. Me apasiona lo "rojo" que sigue siendo, y puedo imaginármelo, como un muchacho más, en las multitudes con pancartas que protestan por todo lo que pasa en nuestro mundo.
Las arrugas que ya le marcan el rostro no han cambiado esa mirada llena de picardía, y de tantas vivencias, y me obnubila cuando nos cuenta esas historias de hambre y lucha. Su acento tiene una mezcla extraña, marcada por sus viajes, pero sin perder ese origen extremeño.
Esta vez no habla de cuando emigró a Alemania, o de nuestro antepasado más conocido, hoy nos lleva años más atrás, contando tiempos de su abuelo, de las obras del ferrocarril y de aquel juez de Zafra, que me recuerda eso que tantas veces intento llevar a cabo, como la vida te devuelve lo que das cuando menos lo esperas. También nos traslada a la casa del pueblo, a aquel despacho de la panadería al que llegaban los acreedores y dio tantos disgustos a su padre, a mi abuelo, aquel, al que nunca pude besar.
Miro de soslayo a mi hermano y me conmueve lo mucho que se parecen, y me enorgullece que yo también me parezco a él de refilón.
Mi mente viaja 20 años atrás, cuando él me rescataba de esos gritos que se podían escuchar muchas vallas por delante, y me daba un refugio enseñándome a jugar al ajedrez y a arreglar los pinchazos de mi bici. Y me entristece que nos hayamos perdidos tantos años de historias y anécdotas desde que ese muro separó nuestras miradas. Y, como si quisiera recuperar mi niñez, me invita a que le demos de comer a esos gatitos que corren por su parcela, para que me ría al ver como juegan.
Y esta vez, ese muro no cumple la función para la que se levantó, y horas más tarde, elevando un poco la voz, nos damos las buenas noches, sabiendo que a la mañana siguiente, seguirá llevándome de la mano a través del tiempo.

lunes, 15 de julio de 2013

Para mi el miedo no son noches oscuras ni tormentas que hacen temblar el tejado. No son sustos detrás de una pantalla, o que en casa se muevan cosas de sitio sin mucha explicación.
Para mi el miedo es que siempre, siempre, desde aquella noche en la que te dije te quiero y tú no respondiste, apareces cada vez que unos labios se acercan cautelosos a mi boca.
Y sigo sin entender como intuyes que puedo atisbar un gramo de felicidad sin ti, como tienes la capacidad de dejarme paralizada cada vez que regresas. Que cuando hay alguien a mi lado (y no se como lo haces, pero tus últimas apariciones estelares me han llegado entre risas y buena compañía), me pregunta que por qué tiemblo cuando dejo el móvil encima de la mesa después de leerte.
Y hay que reconocer que ésta última ha sido propia de un verdadero artista, que has adornado la misma mierda de siempre con buen vino y más caricias de lo habitual, con misterios que parecían que ese viaje te había cambiado tanto que por fin me ibas a hacer un hueco de verdad en tu vida. Pero no, como siempre te entran las prisas, y cuando te das cuenta de que vamos paseando cogidos de la mano te sueltas rápido, aunque a los pocos segundos me agarras fuerte, como si por un momento me leyeras el pensamiento y supieras que yo sólo quiero salir corriendo de este amor que siempre me deja incompleta.
Y me miras de reojo cuando te hablo de volar, y que probablemente en unos meses ya no esté aquí, y de reojo te devuelvo la mirada y atisbo un pequeño hilo de tristeza, pero no dices nada, y recuerdo que tú no me lees, no me escribes, no me llamas, no me quieres, y la realidad me da otra bofetada.

Y maldigo aquella madrugada de agosto en la que por primera vez arranqué el coche para ir a tu casa, maldigo que cada vez que vuelvo de tus horas en compañía caduca, todo mi yo huela a ti, maldigo las promesas a mi misma que no soy capaz de cumplir, y maldigo todos esos aviones que siempre despegan sin mi.

viernes, 12 de julio de 2013

Estaba limpiando, en mi modo habitual, música alta, escondiendo pensamientos, distraída...A mi espalda escuché caer algo, y sólo con el sonido que hizo al llegar al suelo, ya sabía lo que era. Eché la vista hacia abajo y comprobé desconsolada que era lo que temía, aquella estrella de mar que ella me había regalado tres años atrás. Se había desprendido una de las puntas, un extremo pequeño. Cogí los dos pedazos, me senté en la cama y sin poder controlarlo las lágrimas empezaron a caer. Ya no era un llanto de rabia, ni de rencor, sólo nostalgia, sólo sentía que me faltaba un pedazo.
Mientras juntaba las piezas, procurando que las fisuras fueran lo menos visibles que pudiera, medía las palabras en mis pensamientos, ordenándolas. "Te echo de menos". (Maldita sensación la de echar de menos). Le di a enviar unas horas después. La respuesta llegó rápido, tampoco hicieron falta muchas palabras. No eran necesarias.
Los objetos son sólo objetos, pero yo sólo sé, que en éste había un pedacito de ella, que ya no está roto, o al menos, que se puede arreglar.

martes, 2 de julio de 2013

Historia breve

Simplemente dos extraños, que sabían tanto uno del otro, que decidieron quitarse la ropa para ver quienes eran de verdad.

lunes, 17 de junio de 2013

Me encuentra y le miro,
me  enloquece y me crezco
me besa, no tiembla,
me recorre las piernas.
El mundo hoy no manda
y mientras, sus manos,
subiendo mi falda.
Me (des) ata y atrapa,
(y a veces me abraza).
Me quita la ropa,
me deja callada,
y me viste los miedos
con dos de sus mantas.
Me arranca un lamento
por cada gemido,
y me basta saber,
que el final que se viene...
no es mi enemigo.

martes, 11 de junio de 2013

Es sentirme muy lejos,
parecerme un fantasma.
Solamente encuentro
que me faltan las ganas.

Es mezclar mis errores,
hacerlos eternos,
Olvidarme las risas
y vivir en lamentos.

Añoro los días
en que era tan libre,
mis rizos bailando
sobre los recuerdos,
ganando batallas
comiéndome el miedo.

Me siento pequeña,
es un mundo muy feo.
No quiero ni amar,
que ya se que pierdo.

(Al menos las gafas, me tapan los ojos)

lunes, 3 de junio de 2013



"Y de nuevo aparece ante mi ese sentimiento tan mío y tan falso, tan alejado de la realidad que me lo vuelvo a creer. Este sentimiento tan rancio que viene a destruir lo poco que llevo caminado, sentimiento viejo, que me hace recordar ese pesar tan amargo que me ha traído muchas dificultades en los últimos meses, que me hace pensar que yo soy el problema.
Pero es raro, ahora si duele, este dolor si es de verdad, no es un espejismo al que me aferro, esto se siente y cala profundamente. Ahora lo que perderé si es algo valioso, algo importante, y esta vez, si tengo miedo..."
(tomado prestado, leído, tan entendido...)

Y es que llegó otro domingo sin que supiera de ti. No me han despertado tus mensajes vespertinos con la palabra "vente", ni me has llamado pidiéndome un hueco en mi cama.
Y a pesar de ser yo la que te pidiera que no lo hicieras, mis tripas se encogen cada vez que despierto.

Y hoy ni la batalla ganada a las últimas pruebas médicas, ni las alabanzas por mi último proyecto me confortan, porque no puedo celebrarlo contigo.

Y hoy ni siquiera los recorridos fortuitos de otros dedos en mi espalda me consuelan, porque han sido muchos caminos los que has marcado con los tuyos y porque esas manos no dibujarán otros nuevos, que su destino no está en mi piel.

Y hoy he claudicado ante la nostalgia de tu boca, porque ni siquiera la compañía de Picasso me ha quitado las ganas de ser yo la que incumpla mis promesas y te pida un abrazo de esos con el tiempo tan medido.

Y hoy, sólo porque tú no piensas en mí, no me lees, te alejas, no hablas, no me miras… presiento que no me quieres.

jueves, 23 de mayo de 2013

Os presento a "Endo"

No se si se puede llegar a convivir con una enfermedad. Al menos a mi me cuesta, y me frustra muchísimo tener que explicar lo que me sucede continuamente, y sobre todo el hecho, de que si no te vas a morir de ello, parece que no es importante. La endometriosis no te mata, pero te roba un poco de vida. Te sientes totalmente incomprendida, y con razón, porque sinceramente, ni la persona más empática del mundo puede saber lo que a mi me pasa por la cabeza, al igual que yo no tengo ni idea lo que le pasa a alguien con otra enfermedad. Es algo que no se ve, si yo no lo cuento, nadie tiene porque enterarse, lo que sucede es que nunca se me dio bien ocultar cosas de mi, siempre he sido muy transparente. 
Estoy especialmente cabreada con esto, me enfada no tener respuestas a por qué pasan las cosas, en este caso un diagnóstico médico, y también me enerva tremendamente que las que encuentro no dependen de mi. 
Me es muy complicado explicar a un chico que a veces me duele hacer el amor (futuros pretendientes, sólo a veces, no asustarse por esto, soy una tipa dura!!!)  que manda cojones, y perdón por la expresión, que a parte de estar pendiente de tomarme las pastillas, tenga que estar preparada en cada cambio de postura para soltar el rollo: "No no, así no porque aunque esto antes me encantaba, ahora más que placer, es como si me clavaras un puñal" ¿Muy erótico-festivo verdad? 
En los últimos 6 meses he engordado y adelgazado tantas veces que tengo un muestrario de tallas en el armario mayor que el de Inditex. 
La píldora, el único tratamiento que me ofrece la medicina, me crea un baile de hormonas que ni yo misma aguanto, y mucho menos mi familia y/o amigos claro. Eso significa que un día puedo ver el mundo más rosa que un chicle de fresa, y al otro meterme en mi cuarto con 3 películas de esas de cortarse las venas y hacer de la manta tu segunda piel.
Y las pastillas de homeopatía me provocan nauseas, pues muy bien!!!! 
A todo esto, las terapias alternativas que es en lo único que pongo esperanza (ojo: enfermedad crónica, toma ya!), son una pasta, da igual que se llame naturopatía, reiki, acupuntura...que si lo quieres, lo pagas, y con billetito grande.
No puedo beber en exceso bebidas con gas porque se me revuelve el bicho (debe ser que no le gustan las burbujas, sólo mis ovarios), aunque reconozco que de esto paso bastante y no abandono la cerveza.
Luego está el miedo a las revisiones, punto en el que me encuentro ahora mismo. Da lo mismo que hayas pasado 6 meses concienciándote de lo que tienes, intentando que te afecte lo menos posible...que llegan los días anteriores y zasca!! sólo me veo saliendo de un quirófano con un trozo menos de mi aparato reproductivo, y con ello, más dificultad de ser madre algún día. Que si el factor "falta de padre" ya lo ponía difícil, la "falta de ovario" me lo va transformar en un reto digno de las clínicas de fertilidad. Menos mal, eso si, que siempre he estado muy concienciada con la adopción.
Tampoco están ayudando mucho un par de personas la verdad, pero otras si (y ya que estoy..GRACIAS, cada unx sabe que lugar le toca)

En fin, que al menos me he quedado a gusto,es que hoy, no tenía pelis para ver debajo de la manta y tenía que entretenerme.

PD: La idea es volver a ser una tía maja como antes de verdad, estoy trabajando en ello ;), pero a veces es difícil.

"La recaída"

miércoles, 8 de mayo de 2013

Me recuerdo

Me recuerdo a mi cuatro años atrás,
gris, sin fuerza en las manos,
con un sueño arrastrado por el andén del metro.
Con los ojos rojos,
culpando del lagrimeo a la primavera
y recogiendo los rizos para que no bailen.
Caminando por inercia,
sonriendo con desgana y planeando
una huida, esta vez más de mi que de ti.
Me lo recuerda el nudo constante en la tripa
los enredos en las sábanas en solitario
las ojeras y el vacío de los brazos.
El esfuerzo de hacer una llamada,
y fingir que todo va bien
para no explicar que me arde la tristeza.
La falta de ganas de salir de la cama de día
y las pocas de entrar por la noche
si el tequila no acompaña.
Pero no recuerdo como siguió la vida hace cuatro años.


lunes, 6 de mayo de 2013

La suerte es que se como va esto. Sé que me quedan noches de insomnio pensándote, que pretenderé mil veces escribirte y que me parará haber borrado tu nombre de mi lista de contactos. Alguna noche acabaré llorando un poco pretendiendo que podría haber sido algo bonito lo que iba a salir de los dos. Que algún cigarro acabará en mi boca para sustituir tus besos, y que puede que cualquier mañana me despierte en compañía de alguien con quién no me merece la pena desayunar.
La suerte es que son pocos recuerdos los que tengo que añorar y que los que hay, están un poco velados entre ron y hielo. Suerte es que no habrás dormido en mi nuevo colchón y que no queda nada de tu olor en mi cuarto.
La pena es que a pesar de saber como será, no puedo adelantar el no extrañarte ni evitar las tonterías que haré en las próximas semanas, la pena es que hayan pasado 4 años para decir de nuevo "Te quiero" y que lo primero que haya hecho después haya sido taparme la boca, la pena es que me besaras pero no dijeras nada.
La verdadera pena es que sólo eres un trozo de dolor envuelto entre las palabras "crónico", "ex-amistad", "miedo", eres la compañía a billetes de avión que alejan a mi gente de mi y a las pruebas médicas de personas a las que quiero, y en realidad, eres lo que menos me duele, pero lo único a lo que puedo decir adiós.
Y aquí me quedo "mi amor", haciendo una lista de cosas buenas, que se llena de nombres, algunos viejos, otros más nuevos y tirando por la ventana  los que ya no aparecen, sin saber aun si te escribo en ella o no.


http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=r7tZvJan4pI&NR=1

martes, 16 de abril de 2013

A veces basta con reírse un rato antes de irte a dormir, con que sea un día fácil en el trabajo y con que unos chavales te miren y parezca que te escucharon, a veces basta con ir a enseñar algo y que sean ellos los que te enseñen a ti.
A veces basta con saber que no quieren saber de ti y dejar de sentirte culpable por no echar de menos a quién creías que debías extrañar, pero que no te salía.
A veces basta con un paseo que acabe con una caña en tu plaza favorita de Malasaña y hacer planes, a veces basta con tener ganas otra vez de hacerlos.
A veces basta con que te regalen una preciosa canción y ponerla tantas veces seguidas que se hace un poquito de ti, a veces basta con regalarla tú también.
A veces basta y otras no, hoy al menos no me hace falta tu llamada, mañana quizás, te llame yo.

jueves, 4 de abril de 2013

Quiero

Esta noche  quiero besos
y caricias en mis piernas,
y tus manos en mi pecho.
Esta noche sólo quiero
deslizarme por tu espalda,
esta noche quiero un hueco
que me prestes de tu almohada,
quiero acercarme a tu aliento
y usar de reino la cama.
No quiero lloros ni prisas,
ni desvelos por tristezas,
quiero saber despacito
una a una tus rarezas.
Quiero dormirme en tus brazos,
que esta noche si que encajan,
que no nos sobren las mantas,
no quiero pensar en mañana.
Quiero un ratito tu boca
para que me cuentes batallas,
quiero tus manos inquietas
que me busquen las cosquillas,
quiero sentir esta noche
que me merezco la vida.




viernes, 22 de marzo de 2013

La muerte de los besos


Se despierta y empieza a correr intranquilo. Nace en la punta de los dedos, y si es en la persona adecuada, le da tiempo a componer una canción o escribir un poema antes de marcharse a la tripa. Allí da un par de saltos que cambian las intenciones de lugar. Provoca un pequeño terremoto en las piernas y por debajo del ombligo.
Tembloroso y siempre con los ojos cerrados, se da cuenta del camino que tiene que tomar, y escala, dejando un rastro de ilusión por la garganta, hasta la boca, allí se asoma expectante y...y se encuentra el abismo. Asustado, se agarra a los dientes para no caer y sentado en la lengua se pregunta que hacer.
Deprisa camina por los pasillos de los pulmones buscando a su jefe, pero cuando llega al despacho del corazón lo encuentra recogiendo sus cosas. "Lo siento, ahora manda la razón".
Cabizbajo, vuelve a la boca y en un intento desesperado de llegar a esos labios a los que estaba destinado, cae por el precipicio que acaba en los pies, dejando el cuerpo vacío de nuevo.
Y así, trágicamente, empezaron a morir los besos.

viernes, 1 de marzo de 2013

Deseos de marzo

Que una mirada de la vuelta a mis intenciones
 y se me pierdan las dudas debajo del ombligo.
Que me aliñe la vida con risas en la almohada
y se enreden nuestras piernas con las sábanas.
Que nunca más quiera volver al último invierno
y que el siguiente sea igual de frío para calentarle la piel.
Que me llene los brazos de escalofríos,
que mi tripa le grite, que se quede aquí.
Que no escriba para poder tocarle y a la vez olvidarle,
que escribir sea tener, que escribir sea vivir.

jueves, 21 de febrero de 2013

Valientes


Sois unos valientes
porque os vais de donde tenéis muy poco,
para ir donde aun no hay nada 
para conseguirlo todo.

Sois unos valientes
porque no escribís las condiciones,
porque ya os habéis cansado 
que ya no valga ni el nombre.

Sois unos valientes
porque juntos, sólo os bastan los ojos 
y cogeros fuerte las manos 
y saber que no estáis solos.

Sois unos valientes
porque es a quién se echa de menos
y vosotros nos recordáis 
que cobardes no queremos.

martes, 19 de febrero de 2013

¿Y si te digo que cuando te miro
 la noche me apuesta a que juegue a dos manos
que te tengo conmigo?
¿Y si te digo que cada poco acaricio tus besos
y que regreso a tu cama
llena de recuerdos?
¿Y si te digo que entre tantos acordes
que siempre acompañan
prefiero el silencio si tu boca me calla?
¿Y si te digo que me arranco a bocados
los nombres gastados
que me quedo sin duda
con el sabor de tus labios?
¿Y si te digo que me da tanto miedo
que miraras mis sueños
y que no quisieras quedarte con ellos?
¿Y si no te lo digo
y cada vez que te rozo me ato las ganas 
y sólo imagino?

martes, 5 de febrero de 2013

Antes de que regrese el frío, antes de que vuelva a extrañar tus manos bajo la manta y de que febrero se haga realidad, me llevé de paseo a mi derrota.
Hoy repartían besos por el retiro y se rifaban los rincones ocultos a las parejas. Por primera vez me he sentado frente al lago sin la mano envuelta en humo, el aire me ha traído olor a Amsterdam y un malabarista me ha regalado una sonrisa con ligero sabor a Rioja.
Sólo pensé en que hoy era todo un poco más difícil que el invierno anterior.
Hoy hay menos manos que coger cuando duele.
Hoy la palabra enfermedad es de uso diario.
Hoy la caja que guarda los suspiros perdidos tiene menos espacio.
Hoy no busqué alivio ni en tequila ni en cigarros aliñados.
Hoy me olvidé la derrota en un banco del parque.
Hoy he dejado las manos vacías de tu piel.
Hoy dejé de echar de menos el último febrero.
Y aunque todo es un poco peor, hoy todo pesaba menos mientras subía los 106 escalones que separan mi tejado de la ciudad del ruido.

jueves, 10 de enero de 2013


Apagas la luz,
te conviertes en otro
y tus manos calientes
rodean mi cuerpo.
Despacio tu dedos
apartan mi ropa,
dibujas con ellos,
me acerco a tu boca.
Me aprieto a tu pecho,
siento tu aliento,
mi mente procura
atrapar el momento.
Y cuando amanece,
recojo los besos,
quizás otra noche
volvamos a vernos.

(Mayo 2012)