viernes, 21 de marzo de 2014

De los sueños incompletos,
de los miedos que nos paran,
de pensar que las heridas
no se cierran, sólo sangran.

De aplazar lo inaplazable,
de tragarse algunos besos,
de olvidarse las maletas
en un rincón del trastero.

De no apagar el teléfono,
de correr si no hace falta,
de creer que sólo hay un metro
que nos lleve a nuestra casa.

De llorar con adelanto,
la siguiente despedida,
no disfrutando la calma
de tener cerca su risa.

Hacemos sombras de vida
queriendo vivir corriendo,
me bajo de esta locura
que ya me perdí el invierno.

sábado, 8 de marzo de 2014

Llovía. Llovía porque tenía que ser así, porque en las películas, las grandes historias comienzan bajo la lluvia. Porque mirarse de esa forma es más bonito con el pelo mojado, y abrazarse con la ropa pegada al cuerpo, hizo que ese beso siguiera dejando rastro a pesar de los meses que han pasado.
Llovía, porque no había prisa por abrir el portal, y llovía porque es bonito hacer el amor, (y recordar lo que es hacer el amor), por primera vez con alguien mientras escuchas las gotas en el tejado. Llovía porque nunca olvidas algo que empieza así, porque no había intenciones antes de que saliéramos del bar y corriéramos para resguardarnos. Llovía porque nos merecíamos que lloviera, y había que adelantar un otoño separados entre abrazos para empezar el invierno con más ganas. Llovía porque quisimos que lloviera.

Y la verdad es que no llovía, pero me gusta que lo recuerdes así.