viernes, 21 de marzo de 2014

De los sueños incompletos,
de los miedos que nos paran,
de pensar que las heridas
no se cierran, sólo sangran.

De aplazar lo inaplazable,
de tragarse algunos besos,
de olvidarse las maletas
en un rincón del trastero.

De no apagar el teléfono,
de correr si no hace falta,
de creer que sólo hay un metro
que nos lleve a nuestra casa.

De llorar con adelanto,
la siguiente despedida,
no disfrutando la calma
de tener cerca su risa.

Hacemos sombras de vida
queriendo vivir corriendo,
me bajo de esta locura
que ya me perdí el invierno.

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