lunes, 9 de junio de 2014

Me estoy acostumbrando a tu ausencia
y al silencio de mi casa
y a pesar de ser pequeña,
duermo cruzada en la cama.

Lo peor son las mañanas,
cuando despierto y recuerdo
que estos meses a tu lado
se han convertido en un cuento.

A veces pareces mentira,
como si no hubieras pasado
como si en mi cuerpo, ahora frágil,
no hubieran vivido tus manos.

(Pero entonces viene tu olor
y el sonido de tu risa,
y esas tardes al principio
cuando no teníamos prisa)

Pronto volverá la vida
que tenía antes de tu sombra,
y dejaré que los kilómetros
se lleven esta derrota.

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